LA IMPORTANCIA DE LA MASCARA

jueves, 15 de enero de 2009

Foto perteneciente al libro “Batman, el resto es silencio/David Hernando Serrano/ Dolmen Publicaciones /2004.

Gonzalo Salaya, además de ser un buen amigo (y esto no le quita demasiada objetividad a lo que diré a continuación), es un gran músico y además, un guionista excelente. Como guionista, Gonzalo analiza el cine desde un punto de vista muy interesante. Hace unos días me mostró un artículo que había escrito luego de ver “Batman, el Caballero de la Noche” y le pedí autorización para publicarlo en este blog ya que me parecen muy atinadas sus observaciones acerca de toda la dualidad que encierra una máscara. Así es que, lector de este blog, quiero compartir en esta ocasión con usted lo escrito por Gonzalo:

Una vez leí que en las tribus primitivas de Madagascar, los jóvenes se iniciaban como adultos sólo si eran capaces de nadar cuatro kilómetros desde la orilla de un río hasta su desembocadura. Lo que más me llamó la atención, es que ese rito lo hacían de noche y llevando una pesada máscara sobre el rostro. El libro también explicaba que todas las transformaciones tienen algo misterioso y vergonzoso a la vez, y ese, era el sentido por el cual enmascaraban sus rostros. De esta manera, algunos ocultaban el temor ante esa prueba, y otros, la soberbia.

Si el tema entonces es afrontar un cambio en función de un propósito, la máscara es el elemento más representativo de este concepto ancestral, y el icono más utilizado para la construcción de una nueva imagen. Desde tiempos remotos, la máscara, es la proyección de una energía vital que se modifica, pero siempre ocultando algo que desea transformarse en otra cosa. Este hechizo, sin embargo, también es parte de una torpe ilusión (pienso en el carnaval como un buen ejemplo) Quiero decir, toda metamorfosis implica un cambio, pero hay algo que fatalmente, siempre sigue siendo lo que era.

Batman desea ser Batman para dejar de ser Bruno. Bruno a su vez, necesita ser Batman para pasar de un conflicto (en apariencia simple) como estar enamorado de Rachel, a un mega conflicto, como es combatir el crimen de Ciudad Gótica. Sí, es un romántico, eso sin discusión. Por más que siendo Bruno baje de un helicóptero con tres mujeres y pueda subirse a una moto y luego a un Lambourghini. Por más que siendo Batman quiera dirigir su objetivo hacia lo criminal y abandonar su vida ordinaria (la posibilidad de formar una familia con Rachel) Por más que intente esconder su rostro detrás de una máscara de murciélago tecnificado, no puede ocultar su mirada. Por eso, todas estas acciones nos muestran la puja de alguien que quiere ser genuino. El tema es: quien es ese alguien? Cual de los dos es el verdadero? BATMAN O BRUNO?, El héroe o el millonario? (Conflicto interno)

Pensemos en el héroe y su función por un lado, y en un concepto fundamental para entender la película: La dualidad. (El tema favorito de Christopher Nolan en todos sus films)

Todos somos duales, o como diría Nerval, el hombre es doble. Doble, como la falsa moneda que tiene Harvey Dent (el fiscal estrella) con la que cree tener autonomía por sobre el azar o el destino que le toca (Sí, Harvey Dent es soberbio y eso es lo que finalmente va a condenarlo). Sin embargo, por más que las dos caras de esa moneda sean iguales, él aprenderá que haga lo que haga, el destino no es algo que pueda aplicarse a sus fines útiles (el origen de la tragedia). Simplificando: Harvey Dent es un funcionario que pretende ser héroe y acabar con la corrupción. Lo contrario de Batman. Un héroe (ya cansado) que pretende ser un ciudadano y ve a Harvey como una esperanza para este propósito. Harvey sería la tesis, y Batman la antítesis. Uno muestra su cara en todos lados y representa la historia palpable de un futuro mejor. El otro, oculta su cara detrás de su función heroica representado al mito. Ambos se necesitan para completar el proceso Tesis-antítesis y llegar juntos a la síntesis. Muy bien, todo parece funcionar, peligra la mafia y las corporaciones asociadas a los lavados de dinero hasta que… el Guasón hace su aparición.

Quiero decir, en medio de esta unión posible entre: Funcionario-héroe, historia-mito…irrumpe el caos. “Yo soy un agente del Caos” se anuncia el Guasón a sí mismo.

El caos hace esta aparición para (como lo hace siempre el demonio) tentar al héroe y desviarlo de su función. Recordemos que todo héroe tiene como función primordial (además de luchar) vencerse a sí mismo. Despojarse de su ego-vanidad-gloria por el bien de una comunidad (que como decían los griegos) está por sobre todo.

El caos entonces es un impulso de maldad ciega y sin historia, ni mito. Cuando encarcelan al Guasón, este no tiene identificación posible, no tiene ADN, ni tampoco nombre, ni registro de ningún tipo. En los relatos tradicionales, Satán se anuncia a sí mismo diciendo: No soy yo, somos una legión. El Guasón entonces, es el mal por el mal en sí mismo. Siempre que comienza a contar la historia de sus cicatrices, miente, confunde: Mi padre me dijo que sonriera, o sino, me corté yo mismo por mi mujer, etc, etc. En síntesis, no tiene un origen histórico, ni tampoco un mito que sustente su función. Es el mal. El mal que viene a proponer un juego perverso amparado por la mafia, el poder, y las corporaciones que manejan un mundo moderno que parece devastado y sin rumbo. Para este propósito viene a tentarnos poniéndonos a prueba de dos maneras: 1) Ratificar la idea que fundamenta el presente crítico de nuestra actual civilización: El sálvese quien pueda (recordemos la situación final entre esos dos barcos) y 2) Quiere desenmascarar a Batman. Desmitificar al héroe, el único rival a su altura. Para esto, sólo necesita que Batman renuncie y se saque “la máscara” aquello que le otorga ese plus, esa conexión con algo de carácter superior y emblemático. Para triunfar no necesita eliminarlo. Simplemente, humanizar a Batman.

Supongo que para algunos espectadores, que un tipo en un barco llamado espíritu, pueda arrepentirse a último momento y sienta que no es capaz de decidir por la vida de los demás, o que un preso, en otro barco llamado libertad, tome un detonador y lo arroje al agua para salvar (metafóricamente salvarnos a todos) es sólo un simple gesto, de una simple y banal película de súper héroes. En mi caso, yo sentí que ese gesto era imprescindible para seguir soportando un film tan noble y pesimista. Digo pesimista y no negativo. El pesimismo lejos de ser derrotista, es un sentimiento por demás heroico, que si bien reconoce lo mísero y corrupto de una situación dada, no duda y decide enfrentar las consecuencias, lejos de tomar una postura nihilista sin resistencia. Esto es lisa y llanamente, lo que define a Batman y su función.

Por todo esto, insisto, mientras la oscuridad de la ciudad oculte a un caballero de la noche que se juegue por todos los que todavía seguimos siendo esperanzados, mientras haya un Batman que pueda cargarse los pecados de otro (Harvey Dent/Dos Caras) y decida sacrificarse por el bien de una comunidad, o simplemente, mientras haya un niño (el hijo del comisionado Gordon) capaz de “ver-re-conocer” algo más en la mirada de un loco enmascarado que se aleja en su moto. Mientras haya algo de todo esto, tal vez podamos entender que todavía no es todo tan caótico no?

Igualmente, sigamos en alerta ante la Bati-señal, si esto deja de suceder algún día, supongo que el Guasón habrá triunfado.

1 comentarios:

El rincòn de mi niñez dijo...

Muy bueno el post!!
Debería existir no?
Sabe usted,que nuna ví una película de Batman!

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